El José Antonio Páez que no conocemos (Parte I)
- 04/09/2023
- Historias de Colores
- Blanca González Marcó
¿En qué piensas cuándo te hablan de José Antonio Páez Herrera? ¿Sabías que su segundo apellido era Herrera? ¿Dónde estudió? ¿Qué hacía antes de la guerra? ¿Los amores que tuvo? ¿De dónde surge su amistad con Pedro Camejo “El Negro Primero”?
Para saber más sobre José Antonio Páez
A grandes rasgos sabemos que Páez fue General en Jefe del Ejército Patriota venezolano, líder de los lanceros que ayudaron a obtener la victoria en la Batalla de Carabobo en 1821 -decisiva para lograr la independencia de España-, que tuvo serias confrontaciones con Bolívar y que fue presidente de la República en tres oportunidades y figura política trascendental de nuestra historia.
Sin embargo, hay datos que quizá muchos no conocen o no recuerdan, en esta primera entrega comentaremos un par de ellos.
Su nacimiento
La educación de Páez
Páez empezó a recibir clases a los 8 años, en una escuelita particular regentada por una señora llamada Gregoria Díaz, dicha escuela se encontraba ubicada en el pueblo de Guama (localizado en el actual estado Yaracuy).
Sobre el tema de su primera educación, Páez dice lo siguiente en el Tomo I de su Autobiografía:
“Por lo general, en Venezuela no había escuelas bajo el gobierno de España sino en las poblaciones principales, porque siempre se tuvo interés en que la Ilustración no se difundiera en las colonias. (…) Una maestra como la señora Gregoria abría escuela como industria para ganar la vida, y enseñaba a leer mal, la doctrina cristiana que a fuerza de azotes se les hacía aprender de memoria a los muchachos, y cuando más a formar palotes según el método del profesor Palomares. Mi cuñado Bernardo Fernández me sacó de la escuela para llevarme a su tienda de mercería o bodega, en donde me enseñó a detallar víveres, ocupando las horas de la mañana y de la tarde en sembrar cacao.”
El giro inesperado
Una vez que abandona la escuela, Páez se involucra de lleno en el oficio de comerciante, el cual lo llevaría a vivir uno de los episodios que marcaron su vida, en una combinación de imprudencia, desatino y algo de suerte. Resulta que en junio de 1807 la madre de Páez -entonces de 17 años- le encarga una encomienda que debía llevar de Guama a Cabudare (población del actual estado Lara), la encomienda incluía transportar una considerable cantidad de dinero; de igual manera, ante el riesgo de los asaltos, se le proveyó de una espada y un par de pistolas.
El viaje de ida no tuvo novedad, sin embargo, el viaje de regresó combinó la imprudencia de un Páez adolescente y su falta de precaución, pues para jactarse de la suma de dinero que llevaba, hizo parada en una tienda de ropa ubicada en Yaritagua y al pagar exhibió la totalidad del dinero, a fin de que todos los presentes vieran que él era un “hombre de espada y de dinero”. El caso es que nuestro personaje fue asaltado en el bosque de Mayurupí, para defenderse le disparó en la ingle a uno de los tres asaltantes, que muere allí mismo mientras los otros dos asaltantes se daban a la fuga.
El giro inesperado
Sin embargo, Páez logra regresar a su casa pero el temor por el crimen cometido en defensa propia y a que se supiera que él había asesinado a un hombre, lo llevó a escapar y esconderse, así, se internó llano adentro, en el actual estado Apure y consiguió que lo tomaran de peón en el Hato La Calzada, propiedad de Manuel Antonio Pulido, ganando 3 pesos al mes. Su paso por este Hato lo llevaría a involucrarse en la lucha por la independencia 5 años después.
¿Conocías estos episodios de la vida de José Antonio Páez?
Tambíen te puede interesar
Jesús Soto, el artista guayanés precursor del cinetismo
Jesús Soto fue y es uno de los artistas plásticos más importantes de nuestro país,
Las Hallacas y sus sabores regionales
Se acerca diciembre y desde Ven Para Saber te traemos esta nota con aroma a
Los primeros automóviles en Venezuela
Ven para saber cuándo circularon los primeros vehículos automotores en Venezuela, datos interesantes y un
Hola estimada Blanca. No, desconocía esta historia. Gracias por compartirla.
Muchas gracias Luis!
¡Gracias por leernos, Luis Eduardo!