
La Trágica Lucha de la Casa Fuerte
- 06/10/2023
- Destacados, Historias de Colores
- Blanca González Marcó
Si has ido al centro de Barcelona, la capital del estado Anzoátegui, seguro te encontraste con unas ruinas -justo frente a la plaza Bolívar- que se conservan como reliquia histórica de la ciudad y la Nación.
El recuerdo de una triste y sangrienta masacre en medio de la guerra de Independencia y monumento al heroísmo de quienes allí resistieron y dieron sus vidas por la causa patriota.
Esas ruinas corresponden al antiguo Convento de San Francisco, mejor conocido como “Casa Fuerte”.
Ven para saber su historia.
El Convento de San Francisco
El convento de San Francisco (o de los Misioneros de los Padres Observantes) fue construido entre 1715 y 1744. Cumplía funciones de iglesia, monasterio y hospicio para mendigos y huérfanos.
También prestaba servicio de enfermería, por lo que se considera como el primer hospital de Barcelona.
De Convento a Casa Fuerte
Al iniciar la guerra de Independencia, en 1811, el convento fue desalojado por los misioneros. Cinco años después, a finales de 1816 y de regreso de su segundo viaje a Haití, el Libertador Simón Bolívar plantea convertirlo en fuerte militar de la importante plaza de Barcelona, ciudad estratégica para el aprovisionamiento de los patriotas en el oriente y punto clave para la liberación de la provincia de Guayana.
De tal manera, la Casa Fuerte serviría como cuartel de resguardo de soldados (o civiles, si fuera necesario) y almacenamiento de armas y municiones/parque de guerra. A tales efectos, se fortificó incorporando cañones, banquetas para tiradores y troneras.
El Libertador Simón Bolívar designa Comandante de la Provincia de Barcelona al General Pedro María Freites, al mando de un contingente de aproximadamente 700 soldados.
Con Freites a cargo de Barcelona, Bolívar se dirige a Guayana en marzo de 1817 para apoyar al General Manuel Carlos Piar en la liberación de la provincia del sur.
La misión de Pedro María Freites era proteger el armamento almacenado en la Casa Fuerte y velar por la seguridad de la ciudad mientras llegaban los refuerzos de los generales Mariño y Bermúdez.
Asedio y masacre
El General Pedro María Freites recibió información sobre la inminente llegada y ataque del Coronel realista Juan Aldama y 4300 soldados, armados “hasta los dientes”.
Freites dispone alojar en la Casa Fuerte a gran cantidad de civiles, sobre todo mujeres, niños y ancianos, con la esperanza de protegerlos del sanguinario ejército realista; esto aunque no contaba con los recursos para poder resistir un asedio de varios días.
Aldama inicia el asedio el 5 de abril de 1817. Se ubica con todos sus hombres y la artillería frente a la Casa Fuerte y envía ultimátum al General Freites, instándole a la rendición incondicional.
Freites, tratando de negociar, le responde que primero permita la salida de los civiles refugiados en el lugar. Aldama se niega con la frase “rendición o muerte”.
El ataque a la Casa Fuerte comenzó a primera hora de la mañana del 7 de abril de 1817, el General Freites esperaba los refuerzos que debían llegar desde Cumaná, pero estos jamás aparecieron.
Santiago Mariño y José Francisco Bermúdez se rehusaron a enviar las tropas (un contingente de 1700 hombres) desde Aragua de Barcelona por su enfrentamiento con Bolívar y pretensiones de desconocer su mando; así que en lugar de dirigirse a Barcelona, disponen trasladarse hacia Cumaná.
Freites y la resistencia
El General barcelonés Pedro María Freites (recién ascendido por Piar después de su gloriosa actuación en la Batalla del Juncal) acompañado -entre otros- por el Gobernador Francisco Esteban Rivas, ordena abrir fuego contra los realistas, a pesar de que la desventaja era enorme en cuanto a tropas y armamento.
Empiezan a caer tanto soldados patriotas como civiles y los cañones realistas logran abrir boquetes y demoler en varias partes los muros de la Casa Fuerte.
La lucha fue encarnizada al consumarse el asalto realista al antiguo convento, a las 2 de la tarde.
Se cuenta que el General Freites resultó herido en el brazo derecho, ante el impacto suelta la espada pero la recobra con la mano izquierda. Comienza la masacre, pero soldados y civiles resisten hasta el final, arengados por el jefe militar de la Casa Fuerte.
Pedro María Freites, herido, siguió alentando el combate hasta que logran someterlo y hacerlo prisionero.
El General sería llevado a Caracas junto con el gobernador Francisco Esteban Rivas, ambos fueron fusilados (o ahorcados, según otras versiones) en la plaza Mayor por orden del Capitán General Salvador Moxó, diez días después.
Eulalia Ramos de Chamberlain
Mientras tanto, entre todo ese horror, se encontraba el Capitán inglés William Charles Chamberlain -Edecán del Libertador Simón Bolívar- quien se quedó en la Casa Fuerte convaleciente por una herida recibida en otra batalla. Junto a Chamberlain se encontraba su esposa, Eulalia Ramos Sánchez (erróneamente conocida como Eulalia Buroz).
William Chamberlain prefiere inmolarse antes que ser hecho prisionero, herido como se encontraba.
Se dice que Eulalia Ramos durante la batalla gritaba ¡Viva la Patria!, alentando a la resistencia y la lucha mientras intentaba proteger a su esposo convaleciente. Hasta que un oficial realista la detiene e intenta abusar de ella, Eulalia se defiende ferozmente, logra quitarle la pistola al oficial y lo mata. Acto seguido es asesinada y su cuerpo descuartizado.
Existen otras versiones sobre las circunstancias de la muerte de Eulalia, pero esta es la más difundida.
Caída de la Casa Fuerte
Una vez tomada la Casa Fuerte, el realista Aldama -sin piedad alguna- ordena la masacre definitiva contra los sobrevivientes de la toma, incluyendo a mujeres, niños y ancianos.
En la tragedia del 7 de abril de 1817 se contabilizaron alrededor de 3500 muertos. Un verdadero horror que dejó a la ciudad de Barcelona triste y desolada.
No conforme con el sangriento final y con la incautación de todo el parque de armas que se encontraba en el lugar, Juan Aldama ordena acabar con lo que quedó de la Casa Fuerte a punta de disparos de cañón a discreción, su nefasto mandato fue: “reducir todo a escombros para que no quede ni el recuerdo”.
Pero no, no logró acabar con el recuerdo del heroísmo y sacrificio de quienes allí cayeron, ni con el de su propia crueldad.
El Libertador Simón Bolívar, tuvo conocimiento de lo ocurrido en la Casa Fuerte y la pérdida de la plaza de Barcelona el 15 de abril de 1817.
Monumento Histórico Nacional
El 19 de diciembre de 1932, el entonces presidente del estado Anzoátegui (equivalente a la figura del gobernador hoy día), Silverio González, inaugura una cerca de hierro forjado y pilares para resguardar las ruinas de la Casa Fuerte.
La Casa Fuerte, cuyos restos se han mantenido casi intactos durante dos siglos, fue declarada Monumento Histórico Nacional según Gaceta Oficial Nº 26.320, de agosto de 1960.
Un homenaje de la nación a los caídos en tan lamentable hecho de nuestra Independencia y recordatorio perenne del valor y el heroísmo de quienes allí resistieron.
Justo en la fachada frontal de la Casa Fuerte, fueron emplazadas dos estatuas: la del General Pedro María Freites en pose de combate con su espada, y la de Eulalia Ramos de Chamberlain sosteniendo la bandera a su izquierda y una pistola en su mano derecha.
Ambas estatuas representan la gallardía y sacrificio de los hombres y mujeres venezolanos, mártires de la Casa Fuerte.



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