Los fantasmas del caucho

Los fantasmas del caucho en la Amazonía venezolana

La explotación del caucho natural fue por muchas décadas uno de las principales actividades económicas de la Amazonía sudamericana. En el sur de Venezuela (Alto Orinoco), así como en Perú, Colombia y Brasil, el caucho dejó sus huellas, algunas fantasmales. 

El caucho natural viaja desde América

La era del caucho en la Amazonía se vivió a la par de los procesos de desarrollo industrial iniciado con la fabricación masiva de automóviles, podemos decir que es un período que inicia alrededor de 1880 y cierra cuando empieza a aparecer el caucho sintético, que como sabemos proviene del procesamiento del petróleo.

El árbol de caucho fue conocido fuera de las tierras americanas a partir de las exploraciones de los conquistadores españoles. En principio, lo usaron para asuntos sencillos, como hacer pelotas, o suelas de zapatos, a partir de la sustancia que brota del árbol llamada látex.

Llevado a Europa, se comenzó su procesamiento para diferentes usos, hasta convertirlo en un producto de uso industrial, que empalmó con la prosperidad de los emporios de fabricación de vehículos y con las necesidades de la industria militar en la Primera Guerra Mundial. a

La era del caucho

Si bien la era de la explotación del caucho tuvo más impacto en poblaciones como Manaos en Brasil, o Iquitos en Perú. En el Amazonas venezolano también se registró la explotación de esa riqueza natural.

En Venezuela su explotación comercial comienza con la travesía del aventurero inglés Henry Wickham, hacia al Alto Orinoco, donde se encuentra con el árbol en cuestión y allí, según señala la propia BBC de Londres se convierte en el más grande “biopirata” de la historia (acá empezamos a ver los primeros fantasmas).

En 1877, Wickham recoge las semillas del caucho y parte de su producto y los traslada a Inglaterra de contrabando, por eso califican su acción como biopiratería. El aventurero acumuló una gran fortuna y la fiebre del caucho se instaló en la Amazonía. No obstante, los ingleses empezaron a cultivar caucho en otras regiones del mundo y así se disgregó el producto.

El boom del caucho promovió la llegada de aventureros tanto externos como internos, a las tierras donde se asentaban fundamentalmente los pueblos indígenas y así se empezaron a multiplicar más fantasmas en su entorno: la de la explotación y esclavización de las etnias originarias como la mano de obra para sacar el caucho. 

Los fantasmas del balatá en Venezuela

Tomás Funes es el nombre del personaje clave del inicio de la explotación del caucho y también responsable de calamidades. Originario de la región mirandina de Barlovento, Funes era de esos aventureros internos que fue a probar fortuna en el Amazonas y se instaló en San Carlos del Río Negro desde 1908.

De formación militar, Funes acumula tras de si muchos fantasmas en el Amazonas, como el asesinato del gobernador amazonense Roberto Pulido en San Fernando de Atabapo. Pero eso no quedó allí, durante el asalto a la casa de gobierno regional, la tropa al mando de Funes asesinó a más de 400 personas, algunos historiadores citan que fueron muchos más, ya que los aventureros no contabilizaban los muertos de origen indígena.  

Mientras en Venezuela mandaba la sanguinaria dictadura de Juan Vicente Gómez, en el Amazonas, Funes se instaló como otro dictador regional más. Como la “noche de los machetes se denominó al asalto de Funes.

Funes fue fusilado en 1921 luego de un juicio en San Fernando de Atababo. La caída de su mini-imperio fue obra de Emilio Arévalo, uno de los líderes de la resistencia contra la dictadura de Gómez. “Todas las aguas de los ríos y mares no me serían suficientes para lavar los crímenes por usted cometidos”, le dijo Arévalo a Funes tras derrotarlo.

Bajo el mandato de Funes se sufrió el boom del caucho natural en el Amazonas venezolano. Una historia y una actividad económica, que lo que dejó al final fueron fantasmas y dolores. En Perú, Colombia y Brasil, la situación significó también una tragedia de explotación, esclavitud y muerte. 

Aún el balatá rueda por allí

De acuerdo con una información publicada en 2016, por el portal web de la Universidad Simón Bolívar, el caucho natural tiene potencialidades para seguir rodando como actividad económica en el Amazonas venezolano, citamos:

“En San Fernando de Atabapo, zona fronteriza entre Venezuela y Colombia, se encuentran 325 hectáreas de plantaciones de caucho natural, de las cuales sólo 35 se encuentran activas produciendo 3 mil kilos de látex, pero si se impulsa esta actividad, dada la característica de los suelos venezolanos, sería posible suprimir las importaciones actuales sobre este producto, que rondan los 20 mil kilos para satisfacer la demanda nacional”.

También la Corporación Venezolana de Guayana (CVG), anunció en el año 2022, que sostiene un proyecto de explotación del caucho natural en el municipio Sucre del estado Bolívar.

Esperemos que la actividad deje muchos más que fantasmas. 

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