Antonio Ricaurte, el héroe que se inmoló en San Mateo

10/06/2024

Destacados, Historias de Colores
Blanca González Marcó

Antonio Ricaurte fue un héroe de la Independencia de Venezuela, originario de Nueva Granada (Colombia).

Este capitán patriota es reconocido como el prócer que se inmoló haciendo volar el parque de armas almacenado por el ejército patriota en la Hacienda de San Mateo, propiedad del Libertador Simón Bolívar y ubicada en los Valles de Aragua, el 25 de marzo de 1814.

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Nacimiento y primeros años

Antonio Clemente José María Bernabé Ricaurte y Lozano nació en Villa de Leyva (Nueva Granada- Colombia), el 10 de junio de 1786.

Hijo de Esteban Ricaurte Mauris y María Clemencia Lozano Manrique, el abuelo materno de Ricaurte fue Jorge Miguel Lozano de Peralta, Marqués de San Jorge, aristócrata que apoyó la llamada “Rebelión de los Comuneros” de 1781.

Ricaurte estudió en el Colegio Mayor de San Bartolomé, en Bogotá, desde 1799 hasta 1804. Continuó el aprendizaje de manera independiente a través de las ideas de la Ilustración con los libros de la biblioteca familiar.

Matrimonio

Se casó con Juana Martínez Camacho, cuya familia lo ayudó a ingresar como funcionario del Virreinato de Nueva Granada como escribano de cámara y secretario del Tribunal de Cuentas.

Incursión en la lucha independentista

En Bogotá, el joven Ricaurte intervino en la revuelta del 20 de julio de 1810, le fue encomendada la misión de vigilar al mismísimo virrey Antonio Amar y Borbón en la sede del Tribunal de Cuentas.

Por su audacia recibió el apodo de “El Chispero”, una vez organizadas las milicias de los patriotas, Ricaurte se une con el grado de teniente al batallón de infantería de Guardias Nacionales.

Primera República Neogranadina

Durante los primeros años de la Primera República neogranadina, que entonces recibía el nombre de “Provincias Unidas de la Nueva Granada”, hubo una división entre los partidarios del centralismo y los federalistas. Ricaurte apoyaba a los centralistas bajo el liderazgo de Antonio Nariño.

Como partidario del centralismo, participó en lo que se considera la primera guerra civil de Nueva Granada. Entró en acción en varios combates, resultando victorioso en la batalla de San Victorino, el 9 de enero de 1813.

Ricaurte se une a la Campaña Admirable y sella su destino

Antonio Ricaurte fue escogido en 1813 para conformar el ejército neogranadino que se incorporaría a la expedición del entonces brigadier Simón Bolívar para liberar a Venezuela, que ya había sufrido la caída de su Primera República.

Esa expedición se conocerá como la Campaña Admirable.

El primer Ejército Patriota conformado por neogranadinos y venezolanos estuvo integrado inicialmente por 300 soldados, pero a medida que avanzaban en el territorio de Venezuela, se unieron muchísimos más.

Ricaurte tuvo una destacada actuación en las batallas de La Grita, Carache, Niquitao y Taguanes, en los Andes venezolanos. La Campaña Admirable culminó con la entrada triunfal del ejército patriota en Caracas.

En los primeros meses de 1814, específicamente a partir del 25 de febrero, hubo varias confrontaciones entre realistas y patriotas desde el lago de Valencia hasta Cagua y San Mateo. Y allí estaba Ricaurte, apoyando al Liberador Simón Bolívar que había establecido en San Mateo su Cuartel General con el resguardo de un cuerpo de Infantería.

Los primeros combates suceden entre las tropas de Boves y las del coronel Mariano Montilla, que consiguen contener a las hordas del asturiano.

Boves reiniciaría los ataques el 11 de marzo hasta organizar la embestida contra la Hacienda de San Mateo, al ser informado del avance de Santiago Mariño que ponía en riesgo a su retaguardia.

La batalla de San Mateo y la heroica muerte de Ricaurte

Cerca de la llamada “Casa Alta” de la Hacienda – Ingenio de San Mateo, propiedad de Simón Bolívar, se ubicó el parque de armas y pólvora de los patriotas, a Antonio Ricaurte se le encargó la tarea de custodiarlo acompañado por apenas 50 hombres de su tropa.

El ataque realista a la hacienda comenzó a tempranas horas del 25 de marzo de 1814 y fue comandado por Francisco Tomás Morales, quien logró tomar el área del trapiche y una de sus columnas se dirigió hacia la “Casa Alta”, con el fin de apoderarse de las armas.

Sin embargo, los realistas no se esperaban que el capitán Ricaurte decidiera inmolarse prendiendo fuego a los depósitos de pólvora para hacer estallar el arsenal y evitar que cayera en manos enemigas.

Se dice que antes de sacrificarse, Ricaurte ordenó el desalojo de enfermos, heridos, soldados y civiles que estuvieran en las cercanías y envió el siguiente mensaje al Libertador:

“Id a decir al General Bolívar que pierda cuidado, Ricaurte le responde de que no caerá el ingenio en poder del terror devastador de Venezuela”.

Bolívar aprovechó la confusión y el caos reinante para contraatacar y reconquistar la “Casa Alta”, obligando a los realistas a batirse en retirada.

Todo gracias al valeroso acto de Ricaurte que ofrendó su vida por la causa patriota.

Testimonio de “la Negra” Matea Bolívar

Según contó años después “La Negra Matea” (esclava de la familia Bolívar y una de las nodrizas del Libertador en su niñez), que estaba en la Hacienda ese 25 de marzo:

“Cuando los españoles bajaban el cerro, el niño Ricaurte mandó a salir a la gente y fue a la cocina. Le pidió un tizón de candela a la niña Petrona y nos mandó a salir para el solar (…) subió al mirador, donde estaba la pólvora. Cuando corríamos para el pueblo, estalló el Mirador, y a nosotros nos metieron en la iglesia”.

Parte militar de la Batalla de San Mateo

El parte del combate de San Mateo, redactado por el oficial patriota y secretario de guerra del Libertador, Antonio Muñoz Tébar, hizo referencia a la inmolación de Ricaurte en el Boletín N.º 45 del Ejército Libertador:

“De los primeros lo han sido el Capitán de la Unión Ricaurte, quien, solo, hizo frente al enemigo; y que rodeado por todas partes, no pudiendo salvar los pertrechos, los incendió y voló con ellos para que no se aprovechasen los contrarios”.

El Diario de Bucaramanga y las discrepancias sobre la muerte de Ricaurte

Más de una década después de los sucesos de San Mateo, en 1828, el general francés Luis Perú de Lacroix (edecán del Libertador) escribió en el Diario de Bucaramanga otra versión de lo ocurrido.

Simón Bolívar supuestamente habría dicho que fue él mismo quien inventó la historia de la inmolación de Antonio Ricaurte para alentar moralmente a las tropas patriotas y que el capitán neogranadino en realidad murió “de un balazo y un lanzazo” en plena retirada.

“Ricaurte, otro militar granadino, figura en la historia como un mártir voluntario de la libertad. Como un héroe que sacrificó su vida para salvar la de sus compañeros, y que sembró el espanto en medio de sus enemigos; pero su muerte no fue como aparece; no se hizo saltar con un barril de pólvora en la casa de San Mateo, que había defendido con valor; yo soy el autor del cuento; lo hice para entusiasmar a mis soldados, para atemorizar a los enemigos y dar la más alta idea de los militares granadinos. Ricaurte murió el 25 de marzo del año 14, en la bajada de San Mateo, retirándose con los suyos; murió de un balazo y un lanzazo, y lo encontré en dicha bajada tendido boca abajo, ya muerto y las espaldas quemadas por el sol”.

Diario de Bucaramanga, entrada del 5 de junio de 1828

Recordemos que en 1828, nuestro Libertador y su entorno sufrían el acoso de sus enemigos neogranadinos, de hecho ese mismo año Bolívar fue víctima de un intento de asesinato durante la Conspiración Septembrina.

No sabemos si esa versión de la muerte de Ricaurte fue expuesta para descolocar de alguna manera a los enemigos de Bolívar, lo cierto es que hay más evidencias documentales de que la inmolación del valiente capitán neogranadino sí ocurrió.