Francisco de Miranda y sus últimos años en La Carraca
Francisco de Miranda (Ilustración Digital de Mariana González - 2024)

Francisco de Miranda y sus últimos años en La Carraca

El precursor de nuestra independencia, Francisco de Miranda, fue detenido por las fuerzas realistas en 1812, en Caracas, tras la caída de la 1era República. Posteriormente fue trasladado a España y recluido en la cárcel de La Carraca, donde finalmente enfermó y murió el 14 de julio de 1816.

En sus últimos años de vida, Miranda experimentó angustia e incertidumbre por la injusticia cometida en su contra, además de sentir un gran animadversión contra aquellos de su propio bando que lo llevaron a un inmerecido confinamiento.

No obstante, dentro de todo el abatimiento, mantuvo la esperanza de obtener su libertad.

El Generalísimo trató de salir de prisión por todos los medios posibles, legales e ilegales, con ayuda de sus familiares y amigos en España e Inglaterra, estaba a punto de lograrlo cuando lo sorprendió la enfermedad (sufrió dos ACV) y luego la muerte.

Parece que la adversidad me persigue en todo, y de todas las maneras posibles. ¡Incluso ignoro lo que pasa actualmente en el mundo!”, llegó a expresar Miranda en una de sus cartas desde La Carraca.

Lamentable final para uno de los personajes más brillantes y trascendentales de nuestra historia y gesta independentista.

Este hombre que llevó una vida fascinante y repleta de aventuras, “el venezolano más universal”, ni siquiera tuvo una tumba digna para sus restos que aún se encuentran en paradero desconocido.

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Antecedentes

Cuando Venezuela declara su independencia, el 5 de julio de 1811, Francisco de Miranda es nombrado comandante en jefe de las Fuerzas de la Confederación.

Sin embargo, el sistema monetario que se propone con la introducción del primer billete en la historia de Venezuela fue un rotundo fracaso que sembró descontento entre la población ya que produjo un terrible episodio hiperinflacionario; aparte de que no pudo controlar del todo al ejército.

España ejecutó entonces una acción militar que finalmente logró la victoria sobre el ejército patriota bajo las órdenes de Miranda. Pero, porco después de la derrota en Puerto Cabello se vio obligado a firmar la conocida Capitulación de San Mateo, que representaba un acuerdo de rendición y paz entre las partes.

Detención de Miranda

Después de la caída de la 1era República y la firma de la Capitulación de San Mateo entre Francisco de Miranda y el jefe realista Domingo de Monteverde, el generalísimo fue entregado a las autoridades españolas por sus compañeros de armas que lo consideraban un “traidor”.

A partir de ese momento Miranda fue hecho prisionero en calidad de “reo de Estado” acusado de “atentar contra la seguridad estatal” y lo confinaron a las insalubres bóvedas del castillo de San Carlos, en La Guaira.

Posteriormente fue trasladado al castillo de Puerto Cabello, a una celda en mejores condiciones y con ciertos beneficios. Sin embargo, el intransigente Monteverde temía que la presencia de Miranda en Venezuela sirviera de aliciente para retomar las actividades independentistas y decidió enviarlo a España con una primera escala en Puerto Rico.

Entretanto, el general patriota exigía ser liberado, alegando que su detención vulneraba lo acordado en la Capitulación de San Mateo.

Miranda y su traslado a Cádiz

Antes de embarcar a Francisco de Miranda, las autoridades realistas mandaron a un primer grupo de prisioneros patriotas en la goleta Fernando VII.

A su arribo a Cádiz, los detenidos exigieron el cumplimiento de la Capitulación, sin embargo, el Congreso de los Diputados les negó la libertad.

Justo después envían a Miranda a bordo del bergantín Alerta, que llegó a Cádiz el 5 de enero de 1814 e inmediatamente fue destinado al penal de máxima seguridad de Cuatro Torres, en el Arsenal de La Carraca, localizado en la Real Isla de León, actual población de San Fernando.

Miranda en La Carraca

Francisco de Miranda y sus últimos años en La CarracaEn el momento en que Miranda llega a su centro de reclusión, lo recibe el brigadier de Marina Juan Manuel de Carranza, quien le permite al caraqueño adquirir alimentos en la cantina y tener en su poder algunos libros de autores clásicos como Virgilio, Horacio y Cervantes, así como periódicos e implementos para escribir.

Cuando Francisco de Miranda ingresa a La Carraca, había 174 presos, por lo que podría decirse que existía cierto grado de hacinamiento. El penal fue construido en un islote rodeado de caños, lo que hacía muy difícil el acceso y, por supuesto, las fugas.

A pesar de que en los años 80 del siglo XX intentaron hacer una reconstrucción de la presunta celda de Miranda, en realidad no hay forma de determinar en qué lugar estaba la misma.

Se sabe que a Miranda le pusieron pesados grilletes apenas llegó al penal y que luego le retiraron, aunque después del primer intento de fuga se los volvieron a poner hasta prácticamente el final de su vida.

A pesar de todo, el general patriota pudo tener a su servicio a Pedro José Morán, otro prisionero que cumplió funciones de criado, recibiendo una remuneración por su trabajo.

Además, dos mujeres se encargaron de llevar y traer la correspondencia del general, ellas fueron Leonor de Flores y la esposa de Pedro Morán, Antonia de Salles.

Una de las primeras cartas que Francisco de Miranda escribió en La Carraca fue para su esposa, Sarah Andrews, fechada el 21 de mayo de 1814:

Mi muy querida Sally: Nada me produce más dolor que te encuentres afligida. Mantente tranquila mi querida amiga, y en la esperanza de que el Gobierno inglés será capaz de sacarme de estas dificultades a las que me han conducido la perfidia de uno y la infamia de otros. No obstante, todos estos sacrificios están soportados en beneficio de mi país natal y, por la misma razón, llevados con constancia y resignación. He escrito a mis amigos Vansittart y Lord Wellington sobre este asunto, y no tengo dudas de que habrán de comportarse amistosa y eficazmente; ambas circunstancias son necesarias para ¿actuar? en un acto atroz de violación de un sagrado Tratado y Capitulación. ¡Nadie salvo los tiranos y bárbaros serían culpables de este acto infame! [...]. Espero que mis amigos se hayan ocupado de ti y de los queridos niños, a los cuales no necesitas afligirlos contando algo sobre mí. Recuérdame a mis dignos amigos el Sr. Courtney, almirante Neugent, Mill, Law etc., y sé valiente. Tu amiga Mariana te ayudará ahora. Ponme tu respuesta bajo la cobertura del Sr. Duff, Cónsul de H.M.B. en Cádiz, y con mucha reserva, porque los españoles son [...] de S.M.No puedo escribir más ahora. Adiós mi querida amiga y dale mi amor al pequeño. Siempre tuyo, Miranda.

Francisco de Miranda y su búsqueda de la libertad

Desde el mismo momento de su arribo a Cádiz, Miranda quiso exponer el asunto de la ilegalidad de su detención ante el Congreso, con la mala suerte de que en enero de 1814 las Cortes fueron trasladadas a Madrid.

Hay quienes creen que si Miranda hubiera sobrevivido al llamado “Sexenio Absolutista” entre 1814 y 1820 posiblemente hubiera sido liberado como el resto de los independentistas que se encontraban recluidos en España para el año de 1820.

Desde La Carraca, el general patriota le escribe una carta al rey Fernando VII, en la que se ofrece a ayudar en el proceso de “pacificación” de las tierras americanas y su reconciliación con el reino español o, en dado caso, le solicitaba el permiso para retirarse a tierras rusas tras su liberación.

Lamentablemente su petición no fue escuchada, o leída en este caso, la delicada situación política en la metrópoli imposibilitaba su libertad.

Suplico [...] se digne disponer que mi persona sea puesta en libertad, empleándola si se juzga-se conveniente, en cooperar a la pacificación de aquellos Países, y su reunión con la Madre Patria; o concediéndome el competente permiso para retirarme a la Rusia en donde tengo bienes de fortuna y la protección necesaria de aquel Gobierno para vivir honesta y tranquilamente el resto de mis días. Francisco de Miranda a Fernando VII. 30 de junio de 1814

Ante el fracaso de sus gestiones para alcanzar su libertad a través del Congreso o el mismo rey Fernando VII, alegando lo pactado en la Capitulación de San Mateo, Miranda recurre a la vía diplomática a través de sus contactos en Inglaterra (lord Wellington, el duque de Gloucester, William Willforce y Richard Wellesley).

Este esfuerzo también resulta infructuoso, pues la situación de las relaciones entre ambos países y sus acuerdos previos imposibilitaban siquiera una respuesta a su petición.

Intentos de fuga

Al darse cuenta de que no iba a conseguir la libertad por las vías legales, Miranda comenzó a planificar la fuga. Primero que nada requería dinero para mejorar su estadía en la cárcel y para poder organizar el escape. Así que recurrió a un amigo banquero que tenía en Londres para solicitarle un crédito, el intermediario encargado de enviar y recibir la correspondencia era el cónsul inglés en Cádiz, James Duff.

Pero resulta que Duff traicionó a Miranda al delatar sus planes de fuga y el general tuvo que despedirse de la ayuda económica además de volver a soportar el peso de los grilletes.

Después de aquello, fue mucho más complicado escapar de La Carraca, sin embargo los amigos ingleses de Miranda seguían buscando la mejor manera de sacarlo del encierro. Idearon un plan para que Miranda huyera del penal hacia el sur de Portugal y desde allí se embarcara a Inglaterra vía Gibraltar.

Miranda logra que le envíen dinero desde Inglaterra, el crédito tiene a Peter Turnbull, cónsul inglés en Gibraltar como fiador.

Turnbull era hijo de un amigo de Miranda y mostró mucho interés en ayudarlo a escapar, pero cae en cuenta de que eso requerirá de mucho dinero.

Encuentro que el General Miranda está en prisión en Cádiz, donde probablemente permanecerá toda su vida, si no se proporcionan los medios que puedan provocar su huida. Le escribí hace unos días una carta, dándole noticias acerca de la salud de sus amigos en Londres; que envié abierta por intermediación del Gobernador de esta plaza. Y me han comunicado, a través de un canal fiable cuando regresé a casa, que por 1.000 Libras Esterlinas su libertad puede llevarse a efecto.

El general debía escapar de los custodios de la cárcel, escabullirse del edificio y usar un bote para atravesar los caños que rodeaban La Carraca, llegar a Portugal y tomar un barco de ese país para que no fuera atacado por piratas marroquíes y poder llegar a Gibraltar sano y salvo. Miranda no haría esta travesía solo sino que lo acompañarían su criado Pedro Morán y la esposa de este.

Finalmente lograron negociar el costo de la fuga en 300 Libras. Peter Turnbull se trasladó de Cádiz a Gibraltar para esperar al general caraqueño y organizar su traslado a Londres.

Enfermedad y muerte de Francisco de Miranda

Cuando todo estaba listo para la fuga, el 25 de marzo Miranda sufre un accidente cerebrovascular (entonces llamado apoplejía). Dos días después tuvo otro ACV que le produjo parálisis facial. Los médicos no le dieron mayor esperanza de sobrevivencia y ordenaron que le retiraran los grilletes de sus piernas y brazos.

Así lo relató Pedro José Morán:

El día 25 a las 11 de la noche le acometió un insulto apopléjico, que pensamos se lo llevase. Volvió en sí quedando de resultas de éste, una calentura pútrida con demasiada malicia. A las cuarenta y ocho horas le acudió una inflamación a la cabeza, reflución a la boca, lo cual le tiene en los últimos [¿pervadas?] de su vida. La asistencia que le tengo es con bastan[te] cuidado, pues en su salud consiste mi felicidad. Tengo recogidos sus papeles para en caso de que fallezca remitírselos a ustedes, y ustedes lo hagan a la plaza de Gibraltar. Cuatro juntas de facultativos llevo hechas, y en todas ellas no me dan esperanza ninguna de vida. Es cuanto tengo que comunicarles hasta esta hora que son las 12 del día de la fecha y sí el que manden a éste su afectísimo y seguro servidor que S.M.B. Pedro José Morán.

Después de la apoplejía, Miranda recibió el apoyo económico de otro amigo inglés, el almirante Charles Fleeming, quién a través de sobornos consiguió que cambiaran al venezolano de una celda en pésimas condiciones a otra más higiénica, aireada y cómoda.

Francisco de Miranda falleció el 14 de julio de 1816 a la 1:45 am, tenía 66 años. Pedro Morán escribió que se llevaron el cuerpo con todo y colchón y después recogieron todas sus pertenencias para quemarlas.

Mis venerados señores:En esta fecha, a la una y cinco minutos de la mañana, entregó su espíritu al creador mi amado señor don Francisco de Miranda. No se me ha permitido por los curas y frailes le haga exequias ningunas, de manera que en los términos que expiró, con colchón, sábanas y demás ropas de cama, lo agarraron y se lo llevaron para enterrarlo; de seguida vinieron y se llevaron todas sus ropas y cuanto era suyo para quemarlo. Es cuanto puedo noticiar a V. mds., y ruego que me digan qué he de hacer con unos papeles que él guardaba mucho, y que igualmente avisen al señor don Pedro Turnbull de todo lo acaecido.

En cuanto a las autoridades realistas, el 15 de julio de 1816 el comandante general del penal de La Carraca envió parte al capitán general del Departamento Marítimo de Cádiz acerca del deceso de Miranda:

En la noche del sábado próximo pasado falleció en el presidio de muerte natural el reo D. Francisco Miranda, cuyo sujeto por ser de tanta consecuencia la noticia de su existencia lo participo a V.E. para los fines que sean conducentes.

¿Dónde están los restos de Miranda?

Francisco de Miranda y sus últimos años en La Carraca
La Carraca, en la actualidad

Sobre el lugar donde fueron enterrados los restos de Francisco de Miranda no hay ninguna certeza.

Los documentos de la época no dan luces precisas al respecto, unos dijeron que fue sepultado en el cementerio de La Carraca colindante con la parte de atrás de la iglesia. Otros que lo lanzaron envuelto en su colchón a la zona fangosa de los alrededores de la cárcel que solía quedar cubierta cuando subía la marea.

Por último, hay quienes afirman que lo enterraron en otro cementerio que tenía La Carraca al lado de un dique, este camposanto fue usado hasta 1875 y la mayoría de los restos fueron llevados a una fosa común que señalaron con una gran cruz.

Muchos creen que allí están o estaban los restos de Miranda, aunque las excavaciones y estudios genéticos que le han hecho a los huesos encontrados no han arrojado resultados positivos en la identificación del precursor de nuestra independencia.

También hay que considerar que la zona tiene un alto nivel de humedad y los restos pudieron disolverse completamente por acción de la putrefacción.

¿Y sus documentos?

En cuanto a los documentos y demás pertenencias de Miranda, los que no fueron enviados a Inglaterra, quedaron bajo resguardo de su secretario personal, Molini, en la isla de Curazao.

Los papeles que tenía en La Carraca y se salvaron de la quema, quedaron en manos de Pedro Morán, pero nadie quiso hacerse cargo de estos por el riesgo que representaba aquello.

Actualmente, el archivo del Generalísimo Francisco de Miranda fechado hasta 1797 (con muy pocos documentos posteriores) se encuentra en el Archivo General de la Nación, en Caracas.

El conjunto de documentos que consta de 63 volúmenes bajo el nombre de Colombeia fue reconocido por la UNESCO y su programa “Memoria del Mundo” como Patrimonio Documental de la Humanidad.

Francisco de Miranda y sus últimos años en La Carraca
Miranda en La Carraca - Arturo Michelena (1896)

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