Simón Bolívar: La Niñez del Héroe
- 24/07/2024
- Historias de Venezuela
- Blanca González Marcó
Simón Bolívar nació en Caracas, el 24 de julio de 1783. A pesar de pertenecer a una de las familias mantuanas más ricas de la Capitanía General de Venezuela, el niño Simón vivió una niñez llena de adversidades y desafíos debido a su temprana orfandad de padre y madre.
Sin embargo, Simón llegaría a asegurar que a pesar de la las dificultades tuvo momentos felices, recibió el cariño y la protección de familiares y allegados, aparte de la mejor educación disponible para la época.
Ven para saber más sobre la niñez del Libertador Simón Bolívar
La familia Bolívar
Bolívar descendía por la vía paterna de una familia de origen vasco que se estableció en Venezuela a finales del siglo XVI, con un privilegiado estatus económico y social.
Juan Vicente Bolívar y Ponte fue Procurador General de Caracas y Administrador de la Real Hacienda.
También fue Corregidor de La Victoria y San Mateo y coronel del Batallón de los Valles de Aragua de las milicias de blancos. Igualmente ocupó el cargo de Regidor del Cabildo.
La familia Palacios
Por vía materna, Simón era descendiente de Francisco Infante, uno de los fundadores de Caracas que acompañaron a Diego de Losada.
La familia Palacios ostentaba el título permanente de Alférez Real, aparte poseían una inmensa fortuna y propiedades como las minas de cobre de Cocorote y Aroa, la hacienda de añil de Suata, hatos ganaderos, además de la casa donde nació el pequeño Simón.
María de la Concepción Palacios y Blanco era una aristócrata muy educada y sociable que destacaba en la administración de las propiedades y bienes de la familia.
Juan Vicente y María de la Concepción se casaron cuando él tenía 46 años y ella apenas 14, algo que era común para las costumbres de la época.
Nacimiento de Simón
Simón Bolívar nació el 24 de julio de 1783, en Caracas. Fue el cuarto hijo del coronel Juan Vicente Bolívar y Ponte y María de la Concepción Palacios y Blanco.
Durante su matrimonio también concibieron a María Antonia (1777), Juana (1779) y Juan Vicente (1781). Hubo otra niña que murió apenas al nacer cuyo nombre póstumo fue María del Carmen.
Simón nació en la casona familiar ubicada frente a la plaza de San Jacinto, a unas pocas cuadras de la Plaza Mayor y de la Catedral de Caracas, urbe colonial que entonces albergaba a 29.022 habitantes, según censo realizado ese mismo año por José de Castro y Araóz para la Real Audiencia de Caracas.
La niñez de Simón transcurrió entre su ciudad natal y las haciendas de la familia en los Valles de Aragua, especialmente la de San Mateo.
El bautizo
El recién nacido fue bautizado con el nombre de Simón José Antonio de la Santísima Trinidad Bolívar y Palacios, el 30 de julio de 1783 por el presbítero Juan Félix Jerez de Aristeguieta, en la pila bautismal de la catedral de Caracas.
Su padrino de bautizo fue su abuelo materno, Feliciano Palacios y Sojo.
Simón pierde a su padre
Juan Vicente Bolívar fallece de tuberculosis el 19 de enero de 1786, tenía 60 años y el pequeño Simón apenas tenía 2 años.
Los hijos del matrimonio quedarían bajo el cuidado de María de la Concepción, que entonces tenía 27 años.
Otro doloroso golpe: Simón queda huérfano de madre
El 6 de julio de 1792, a los 34 años, muere doña Concepción, se cree que también de tuberculosis. En su testamento dispuso que sus hijos quedarían a cargo de su abuelo Feliciano Palacios.
Dado que Feliciano tampoco gozaba de buena salud, procuró casar tempranamente a María Antonia con Pablo Clemente y a Juana con su tío Dionisio Palacios.
Juan Vicente y Simón (que tenía 9 años) siguieron viviendo con él.
Un año después, el 5 de diciembre, muere Feliciano Palacios. El abuelo materno había consultado a su nieto Simón con cuál de sus tíos quería quedarse y el niño escogió a su tío Esteban.
Surgió un problema y es que a la muerte del abuelo, su tío Esteban se encontraba en España, por lo tanto la tutela recayó en su tío Carlos, conocido por su carácter despótico y con el que no se llevaba particularmente bien.
Huida de la casa de su tío Carlos
A los 12 años, el rebelde Simón escapó de la casa de su tío Carlos con la determinación de irse a vivir a la casa de su hermana María Antonia y su esposo, a quienes les profesaba gran cariño.
La situación debió resolverse en un tribunal, María Antonia luchó para que la Real Audiencia le permitiera a su hermano vivir con ella, pero el fallo resultó favorable a su tío Carlos Palacios y de obligatorio cumplimiento para el niño.
Durante el juicio, Simón llegaría a declarar: «si a los esclavos se les permite cambiar de dueño cuando son objeto de malos tratos, ¿por qué no se me permite a mí vivir con la gente que más me agrada?”, agregando que si bien el tribunal podía disponer de sus bienes, no tenía derecho a disponer de él como persona.
A regañadientes, Simón tuvo que volver a casa de su tío, quien para tratar de evitar más huidas dispuso internarlo en la Escuela de Primeras Letras dirigida por el maestro Simón Rodríguez. Hasta ese momento el niño prefería jugar con los esclavos que trabajaban en sus propiedades, encaramarse en los árboles, nadar en el río y montar a caballo, antes que concentrarse en estudio alguno.
El encuentro con Simón Rodríguez
Después del pleito judicial sobre la custodia de Simón y tras varios intentos de fuga posteriores, el niño fue alojado en la casa de Simón Rodríguez ante la preocupación que Carlos Palacios tenía por la educación de su sobrino.
Con Rodríguez, el joven Simón logró entablar una relación de respeto, confianza y amistad para toda la vida.
Sin duda fue el maestro que más influenció al futuro Libertador de todos los que tuvo, ya que fue quien le inculcó los principios de la Ilustración, la democracia y el liberalismo republicano. Ideas que recorrían el mundo desde el triunfo de la Revolución Francesa en 1789.
Sería en presencia de Simón Rodríguez que Bolívar haría su famoso Juramento del Monte Sacro, en el viaje que ambos hicieron a Roma en 1805.
En 1824, ya convertido en el gran Libertador de la América del Sur, el antiguo alumno le escribió a su maestro: «Yo he seguido el sendero que usted me señaló. Usted formó mi corazón para la libertad, para la justicia, para lo grande, para lo hermoso».
Los otros maestros del joven Bolívar
Simón Bolívar no solo recibió clases de Simón Rodríguez, entre sus preceptores también tuvo al fraile Francisco de Andújar con quien aprendió matemáticas, topografía y física.
Con el sacerdote José Antonio Negrete aprendió nociones de historia y religión y Guillermo Pelgrón fue su profesor de latín. Además recibió algunas clases complementarias de historia y geografía con Andrés Bello, apenas dos años mayor que él.
Temprana formación militar
En enero de 1797 y siguiendo la tradición familiar, Bolívar ingresa como cadete en el Batallón de Milicias de Blancos de los Valles de Aragua. Aún no había cumplido los 14 años de edad.
El 26 de noviembre de 1798, el quinceañero Bolívar obtiene el grado de subteniente y en su hoja de servicio fue evaluado de la siguiente manera:
«Valor, se supone. Aplicación, la demuestra. Capacidad, buena. Conducta, idem.»
Apenas unos meses después, El 19 de enero de 1799, Simón Bolívar Palacios aborda en La Guaira el navío real de nombre San Ildefonso y emprende su primer viaje a Europa con destino a Madrid, siguiendo instrucciones de su tío y tutor, Carlos Palacios.
Tres mujeres importantes: Inés Mancebo, Hipólita y Matea
La primera mujer que amamantó al bebé Simón Bolívar en vista de que Concepción se le dificultaba hacerlo fue Inés Mancebo de Miyares, una aristócrata cubana esposa de Fernando Miyares (quien posteriormente sería gobernador de Venezuela).
Mancebo era amiga y vecina de la madre del futuro Libertador.
No obstante su principal “ama de cría” de Simón fue la esclava Hipólita Bolívar, que también lo alimentó, además de criarlo y darle el afecto y la calidez que el pequeño necesitó cuando quedó huérfano.
Tanto fue el cariño que le tuvo Simón a Hipólita, que en 1825 le escribió a su hermana María Antonia expresándole lo siguiente:
«Te mando una carta de mi madre Hipólita para que le des todo lo que ella quiere; para que hagas por ella como si fuera tu madre: su leche ha alimentado mi vida, y no he conocido otro padre que ella».
Otra esclava, la famosa “Negra Matea”, apenas diez años mayor, se encargó de cuidarlo y jugar con él durante su niñez. Dicen que fue ella quien llevó en brazos al bebé Simón Bolívar durante su bautizo.
En ambas pensó el Libertador cuando concedió a sus esclavos la libertad en 1821, tras derrotar a los realistas en la Batalla de Carabobo.
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